Perseguir una carrera fuera de la academia (II)

Hace un par de semanas iniciamos una serie de entrevistas para conocer la experiencia de colegas doctores latinoamericanos desempeñando su carrera fuera de la academia. Esta semana conoceremos la experiencia de Beatriz Fuentealba, una colega haciendo investigación ecológica aplicada en el Perú. Beatriz, o Pachi como la conocemos sus amigos, es licenciada en Biología por la Universidad Nacional Agraria (Perú) y tiene una maestría y un doctorado por la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente, es la encargada de la Dirección de Investigación en Ecosistemas de Montaña del Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña adscrito al Ministerio del Ambiente del Perú.

ACS: Cuéntanos Beatriz, ¿cuándo iniciaste tu doctorado tenías claro que al finalizar irías tras una posición como investigador – docente en una institución académica? 

BF: Cuando inicié el doctorado no tenía claro hacia dónde quería orientar mi carrera profesional, ni cuáles eran las opciones que tendría después del doctorado. Me enfoqué primero en seguir mejorando mi nivel como investigadora antes de pensar en qué haría con eso. En el camino supe que después del doctorado se espera que hagas un post-doctorado y luego, que busques una plaza como docente – investigador. Ese es un camino que intenté seguir, la idea de combinar investigación y docencia es algo que siempre me ha gustado, pero parece que mi perfil no era lo suficientemente competitivo para “seguir en ruta”. Postulé a varias convocatorias de post-doctorados en México, y ninguna se concretó, así que decidí regresar a mi país (Perú), y desde aquí seguí buscando opciones. Pero siendo honesta nunca pensé en la plaza de investigador como mi única opción; en el doctorado nunca sentí que mi meta máxima fuera publicar en una gran revista científica. Mi mayor interés siempre ha sido usar las herramientas de investigación para buscar alternativas y resolver problemas de la realidad, que publicar, y por eso, a la par que buscaba opciones de post-doctorado, buscaba trabajos en los que mi perfil encajara. Finalmente, estando en Perú, apareció la oportunidad de dirigir un proyecto de investigación, en la zona andina, pero como parte de una ONG y no desde un instituto de investigación, y acepté el reto. Así la vida decidió que me alejara de la ruta académica. Hace un año se me presentó la oportunidad de hacer un post-doctorado en la Argentina, y me di cuenta que ya no era una opción para mí. 

ACS: Ahora desempeñas tu trabajo en una institución de gobierno y sí haces investigación ecológica, ¿estás de acuerdo que una de las diferencias con la academia es que el producto más importante en tu sector no es el artículo científico? ¿o identificas otras diferencias en la forma en la que se hace ciencia en tu sector comparado con el académico?

BF: Uy! esta es una pregunta muy interesante pero difícil de responder porque estaría comparando dos realidades diferentes, como son México y Perú. Así que primero hay que entender que en México existe un sistema como el SNI que paga un sobre-sueldo a los investigadores considerando, entre otros criterios, el número de publicaciones que produce cada año. Y en una Universidad como la UNAM, en la que tuve la fortuna de estudiar, se cuentan con investigadores de amplia experiencia, laboratorios con equipamiento apropiado y actualizado, dinero para financiar proyectos de estudiantes, técnicos de laboratorio, y en algunos casos hasta postdoctorantes que apoyan a los estudiantes. Por el contrario, en Perú, no existen programas de postgrado de investigación de calidad, ni existe la figura de investigador – docente, por lo que a nivel nacional en ninguna Universidad se les da a los profesores un sobre-sueldo con base en cuánto publican. Eso hace que a nivel nacional, en Perú, no se valore la idea de publicar artículos científicos. 

Sabiendo esto debo decir que yo trabajo en un instituto de investigación del gobierno, por lo que sí se me exige publicar artículos científicos, y en buenas revistas, pero la diferencia es que esa no es mi prioridad, y mi sueldo no depende de ello. Se me exige, como a cualquier investigador, además, que consiga financiamiento para nuevos proyectos, que tenga tesistas y laboratorio con equipamiento, que genere redes institucionales, y que cumpla muchísimas horas de labores administrativas. La principal diferencia que veo son las restricciones para definir las prioridades de investigación. Como instituto gubernamental, se nos exige que la investigación que se genera con los fondos públicos se convierta en instrumentos de gestión y/o protocolos que guíen intervenciones que, al menos en el mediano plazo, mejoren la calidad de vida de los peruanos. Así que si queremos realizar investigación básica, no puede ser usando fondos del gobierno, y permanentemente tenemos que demostrar la aplicación que tienen las líneas de investigación que trabajamos. 

ACS: ¿Durante tu programa de doctorado conociste algún tipo de apoyo o consejo para decidir hacia donde iría tu carrera? ¿Alguna vez tuviste un charla con tu asesor en el que platicaran sobre las opciones que tendrías al terminar el doctorado? ¿Cuál crees que debería ser el papel del asesor de doctorado en el caso que un estudiante decida hacer investigación pero no dentro de la academia?

BF: Lo que preguntas me suena como un sistema de “orientación vocacional” que a veces se implementa en las escuelas, y no, nunca recibí apoyo institucional ni tuve un espacio con mi asesor para discutir hacia dónde iría mi carrera -¡si con las justas lograba que habláramos de mi tema de tesis jajaja!- Y no, no creo que los asesores estén obligados a cumplir un rol en ese sentido como mentores y guías de la vida profesional de sus estudiantes de doctorado. No todos los investigadores tienen madera para hacerlo, y aún los que la tienen, no creo que puedan jugar ese rol con todos sus estudiantes. Creo que el asesor debe guiar y apoyar el desarrollo del trabajo de investigación, y dar un ejemplo de qué significa ser investigador y docente, pero dependerá mucho de la personalidad de cada uno (asesor y estudiante) para que se dé o no un lazo personal que genere un intercambio de experiencias. A la vez considero que la etapa del doctorado es un aprendizaje constante, y uno no sólo debe aprender de su asesor, debe darse el tiempo y el espacio para salir de esa “burbuja” y aprender de las experiencias de otros investigadores y de otros estudiantes. O al menos esa fue mi experiencia, recibí consejo y guía de muchas personas que me ayudaron a tener una perspectiva propia. 

ACS: En relación con la anterior pregunta y considerando la situación actual en el mercado académico en el que no hay plazas suficientes para cubrir la demanda de los egresados ¿qué crees que deberían hacer los programas de doctorado? ¿contarle a sus estudiantes desde el principio la realidad de la situación?

BF: No creo que la ruta vaya por consejerías o charlas, no creo que como estudiante una charla sirva para entender cómo funciona la realidad. Creo que hay un problema de raíz y es que la investigación no está integrada a nuestras sociedades, son dos mundos paralelos que rara vez se cruzan, por eso hablamos de la “burbuja académica” como algo separado del “mundo real”. Por eso vemos reacciones favorables en muchos mexicanos cuando se habla de recortar los “privilegios” de los investigadores. Cuando uno termina el doctorado se da cuenta que para muchos el doctorado sólo significa que has sido estudiante por muchos años y que te falta experiencia laboral. Pero, por ejemplo, ¿qué tanto saben los estudiantes de un doctorado en ecología de la legislación ambiental del país en que estudian?, ¿qué tanto saben del trabajo que hacen las autoridades del sector ambiental?, ¿qué tanto revisan como referencias para sus trabajos evaluaciones que se han hecho desde las instituciones públicas? Del mismo modo, las agendas de investigación que priorizan los gobiernos o las políticas públicas que generan rara vez involucran la opinión de los investigadores o los resultados de sus investigaciones.

En una sociedad así, los programas que forman investigadores dan la impresión que la única alternativa aceptable es ser un docente – investigador. Y mas grave aún, se busca captar a estudiantes cada vez más jóvenes y con menos experiencia laboral. Esto sólo contribuye a distanciar aún más la “burbuja académica” y el “mundo real”. Por eso creo que dentro de los programas de doctorado se deben tener alternativas para aquellos que se quieren dedicar a investigación más básica y desarrollar una ciencia más “dura”, pero también opciones para los que quieren hacer cosas más aplicadas, con opciones de titulación que no sólo involucren artículos científicos publicados en revistas científicas indexadas. Creo que para el desarrollo de nuestras sociedades se necesita de todo. 

ACS: Cuéntanos qué es lo que tienes que hacer en tu posición actual y qué habilidades obtenidas durante el doctorado crees que fueron cruciales para desempeñar con éxito tus actividades. Por otro lado ¿qué habilidades te parece que deberíamos cultivar en el doctorado -y que nuestros programas no favorecen- que son fundamentales para desempeñar una carrera fuera de la academia?

BF: En mi posición actual funciono como cualquier investigador principal, tengo a cargo el dirigir varios proyectos de investigación en la temática que corresponde a Ecosistemas de Montaña Peruanos, y tengo un equipo a cargo con diferentes niveles de experiencia y con diferentes áreas de conocimiento, por lo que estamos tratando de generar proyectos de investigación desde un enfoque multidisciplinario, y en algunos casos participativo, incorporando percepciones de los pobladores locales. Cada vez debemos planificar las salidas de campo, revisar y elaborar reportes de avance, procesar datos y supervisar la ejecución del presupuesto, comprar equipos y realizar convocatorias para incorporar tesistas y practicantes. Pero además asisto a múltiples reuniones de coordinación, con todo tipo de gente, desde gobiernos locales, ministerios, hasta representantes de universidades, de ONGs, de cooperación internacional, etc. Además de reuniones de coordinación entre áreas dentro de la propia institución. También postulamos a convocatorias de financiamiento de proyectos, estancias, y congresos científicos. 

En general, me imagino que quienes se desempeñan como jefes de un laboratorio se enfrentan a lo mismo que yo en cuanto a la cantidad de cosas que se deben supervisar en paralelo, desde la solicitud de compra de un equipo, el avance de un consultor o de un estudiante, hasta preparar la salida de campo del día siguiente. Hay que aprender cada día a priorizar las actividades a realizar, porque es imposible cumplir con todo a la vez, así que uno se concentra en una cosa por turno, pero sin perder de vista la larga lista de pendientes. Seguramente hay herramientas de gestión y manejo del tiempo que serían útiles para que este proceso de aprendizaje sea más fácil, y ojalá los conociera, porque yo fui generando mi estrategia poco a poco y está sujeta a mejora constante. Y esto sería útil para todos, no sólo fuera de la academia. También sería bueno que nos dieran algunos cursos sobre cómo elaborar y dar seguimiento a un presupuesto. O herramientas de administración sobre ¿cómo ser jefe?, cómo identificar perfiles de personas con las que es favorable trabajar o cómo generar un buen ambiente de trabajo. 

En mi trabajo tengo que negociar con diversidad de personas, desde el representante de una comunidad de campesinos hasta el representante de cooperación internacional que quiere imponer su agenda de prioridades. Esa capacidad de negociación, sin ceder en los puntos que son importantes para tí, tu investigación y tu institución, son todo un reto. Y esto debe ser tomado en cuenta si alguien decide salir de la academia, porque no todos se sienten cómodos negociando y cediendo en su diseño de investigación, por razones que no son académicas. Además, se requiere desarrollar mucho trabajo en equipo, y eso es algo que no favorece el doctorado, donde la mayor parte del trabajo es individual. Algo valioso sería promover el desarrollo de proyectos de colaboración, entre estudiantes, en lugar de la lucha de quien publica primero. Eso dentro de un mismo laboratorio, o entre laboratorios, creo que ayudaría mucho. 

En el doctorado aprendí lo que es más valioso para mí en mi trabajo actual, y es tener una visión siempre crítica de cómo se hacen las cosas, y adquirir las herramientas necesarias para hacer investigación y validar esas formas de hacer las cosas. A muchos en mi equipo de trabajo, que no han sido formados como investigadores, les cuesta mucho el identificar el objetivo del trabajo, el cuestionar la forma en qué se hacen las cosas, y siempre están buscando aplicar una receta ya conocida, en lugar de hacer un análisis crítico para decidir qué utilizar, qué modificar, y qué dejar de lado. Ese cuestionamiento constante ha sido vital para mí.   

ACS: ¿Qué te gusta de tu actual posición que no habías imaginado que pudieras disfrutar?

BF: Lo que más valoro de mi trabajo actual, y no pensé que sería tan importante para mí, es poder formar profesionales de calidad, ya no en las aulas, sino en la experiencia. Enseñarles y exigirles que sean responsables, puntuales, organizados, para poder planificar el trabajo y avanzar es lo primero. El generar oportunidades para que vean otras formas de ver y hacer las cosas, con ese pensamiento crítico del que hablaba antes, lo disfruto mucho, porque veo cómo después entran en un periodo de reflexión y cuestionamiento sobre lo que hacen. 

Y algo personalmente muy importante para mí, con todo lo cliché que pueda sonar, es que esta es la primera vez que siento que el trabajo que hago puede ayudar a mejorar mi país, y esa sensación es la motivación más fuerte que hay. Esos temas de los que siempre nos quejamos los ecólogos: los pésimos programas de reforestación, las estrategias superficiales que se usan para decir qué se restaura, la falta de estrategias integrales para la conservación de la biodiversidad… bueno, ahora me toca a mí, desde el mismo gobierno, generar investigación científica dirigida a demostrar que lo que se está haciendo ayuda o no a cumplir el objetivo planteado, y mostrar como sí se debería hacer. Lo cierto es que sólo aprendiendo cómo funciona el gobierno desde adentro, es que uno empieza a entender qué tuercas hay que mover, para intentar cambiar las cosas. Ojalá haya más gente dispuesta a acercar esos mundos paralelos, porque veo el gran potencial que tenemos los investigadores para, al menos, intentar colaborar.

ACS: ¿La posición que tienes ahora es un contrato a término fijo o indefinido? ¿Has pensado qué hacer luego de que termine este trabajo?

BF: Tengo un puesto de confianza, eso significa que no tengo un plazo definido para el contrato, y en el momento que mi jefa decida, me puede pedir la renuncia. Eso también significa que si cambian a mi jefa, yo debo poner mi cargo a disposición del nuevo jefe hasta que decida si me quedo o no en el cargo. Así que puedo durar un día más en este trabajo, o varios años, no lo sé. Por ahora me estoy concentrando en dejar una ruta y una huella en la forma de hacer las cosas en esta oficina, para que quien que me reemplace vea que es más sencillo seguir por ese camino, que empezar todo desde cero, como le gusta hacer a nuestros políticos latinoamericanos. Y eso absorbe toda mi energía actual. Aún no sé qué haré en el futuro, pero si tengo claro que quiero seguir generando y promoviendo investigación científica aplicada, que mejore las decisiones que toman nuestros políticos para mejorar los ecosistemas de montaña, y ojalá, las condiciones de vida de los pobladores de las montañas. Ya veremos por dónde me lleva la vida… 

ACS: Finalmente Pachi, ¿qué consejo le darías a tu “yo” estudiante de doctorado para ser aún más exitosa en una carrera fuera de la academia?

BF: Creo que debí aprender mejor todo lo que se refiere al diseño experimental, creo que sólo conociendo a fondo este tema uno puede después adaptarlo a las necesidades del trabajo de investigación, especialmente fuera de la academia, donde hay que tener criterios más flexibles para definir y establecer estos diseños. Y creo que pude aprovechar mejor las opciones para hacer estancias fuera de la UNAM, para conocer otros casos que buscan articular investigación con necesidades locales.  

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