Desde muy temprana edad se nos introduce al método científico en la escuela, se trata de una serie de pasos que inician con la observación y planteamiento de una pregunta, para después generar una hipótesis y un diseño para ponerla a prueba y finalmente, hacer algún tipo de generalización. Esencialmente se trata de un proceso hipotético-deductivo que, a decir de varios de mis profesores, es una de las mayores fortalezas de la investigación científica. Sin embargo, en esta entrada discutiré cómo, en la práctica, el método científico tiene una aplicabilidad limitada y no garantiza un avance real en las ciencias que lo utilizan. Empezaré por confesar que las situaciones en las que aplico el método científico con mayor frecuencia es en la vida diaria mientras que, paradójicamente, algunas veces parece ser una herramienta poco útil en mi quehacer como ecólogo. Leer más »
Mes: julio 2018
El uso de los sentidos en la práctica y educación en Ecología
Los sentidos son clave para el entendimiento del entorno del ser humano. Un sentido puede definirse como el mecanismo fisiológico asociado al cerebro humano que nos permite entender y percibir el entorno (Bradford 2017). Los sentidos del ser humano son: el tacto, la vista, la escucha, el olfato y el gusto. Si bien estos sentidos son útiles en nuestra vida cotidiana, al parecer la ciencia, y en específico la ecología con el paso del tiempo han ido reduciendo su uso. Ejemplo de ello es la cada vez más clara reducción en la formación de taxónomos. Un taxónomo es un experto en la clasificación e identificación de seres vivos y especies (Hopkins y Freckleton 2002). El taxónomo utiliza, principalmente, los caracteres morfológicos externos de los seres vivos, para lo cual tiene que tener una sentido de la vista muy desarrollado, y una capacidad alta para la identificación de patrones.Leer más »
El continuum de los sexos
Aprender en qué se diferencian los sexos parece sólo un tema más de la educación escolar básica. A mí me recuerda la imagen del filme “Un detective en el kínder” y a Arnold Schwarzenegger sorprendido por la irreverencia de un niño que se levanta para decir en tono muy serio y sereno: “los niños tienen un pene y las niñas una vagina”. Esa imagen me provocaba risa cuando décadas atrás veía la película (mil veces repetida) en la televisión. Y sí, admito que aún hoy, me la provoca. ¿Por qué nos provoca risa ese pequeño personaje? ¿Y por qué el llamado “bus de la libertad” que tenía la misma leyenda de penes y vaginas no nos provocó risa a detractores ni a partidarios? Quizás porque la primera escena nos lleva a algunos a nuestra crianza, donde el pene y la vagina nunca se llamaron así. Se llamaban pilín, pajarito o cosita. En la edad de kínder, pocos supimos que esos órganos se llamaban pene y vagina. Por eso, oírlo decir de un niño en voz alta, por supuesto que da risa. En cambio, el bus que recorrió las calles de Santiago hace un año llegaba con subtítulos científicamente falsos y en un momento donde el ingreso de la misma Ley de Identidad de Género al Congreso chileno, nos tenía a todos, adultos, adolescentes y niños, conmocionados.Leer más »