#LaCaraDeNuestrasCientíficas

El pasado 11 de febrero se celebró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. No me había detenido a pensar en el porqué de esta fecha hasta este año en el que estuve más atenta a diversas iniciativas sobre el tema en las redes sociales. Para quien no lo sepa, como yo hasta hace un momento que consulté la página de las Naciones Unidas, “el 22 de diciembre de 2015, la Asamblea General decidió establecer un Día Internacional anual para reconocer el rol crítico que juegan las mujeres y las niñas en la ciencia y la tecnología”. De acuerdo a la resolución aprobada por la Asamblea General se decide proclamar este día entre otras cosas porque se comprende que: “la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas contribuirán decisivamente al progreso respecto de todos los Objetivos y metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” y que a pesar de representar la mitad de la población mundial las mujeres “siguen estando excluidas de participar plenamente en la economía”.

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Ante el desafio de conciliar la vida académica y familiar

Steven Cooke, fisiólogo de la conservación y editor de la revista Conservation Physiology compartió, a finales de enero, el siguiente tweet que por decirlo menos causó revuelo en la “tweetosfera” académica. Verlo me hizo repensar algunas ideas por ahí latentes las cuales intento organizar en esta entrada y compartirlas con Uds. Cooke, con más de 60 artículos publicados al año, afirma que es posible mantener una alta productividad científica sin sacrificar el sueño o la familia, es decir, manteniendo el llamado “work-life balance”. Varias personas respondieron a su tweet felicitándolo, expresando su admiración y algunas incluso cuestionaron que esa alta producción se debe a que tiene un número importante de postdocs, estudiantes de postgrado y técnicos en su laboratorio; a lo que él respondió que si bien eso es cierto y ayuda, tiene la responsabilidad adicional de coordinar y buscar dinero constantemente para que los proyectos avancen y las personas sigan trabajando sin problema. También afirmó que una de las razones de su “éxito” es el soporte de su esposa y familia. Y es justo esto último lo que llamó mi atención. Tras leer su tweet pregunté si su esposa también es investigadora. A lo que él amablemente respondió que no, trabaja en educación pero no en la academia. “Es el ejemplo de la mujer detrás del gran hombre”, pensé.

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