Colaborando como micorriza

Esta es una entrada de nuestra invitada, la Dra. Margarita Carrillo.

Mi tema favorito son las micorrizas*, las personas que me conocen, saben que siempre de alguna u otra forma esa palabra sale en mis conversaciones. Pero, ¿qué es una micorriza? Las micorrizas son asociaciones simbióticas entre algunos hongos del suelo y las raíces de las plantas, es decir, a través de esta unión ambos se benefician de vivir juntos. Lo más bonito de estas asociaciones es que cada organismo aporta algo al otro de lo cual se benefician.Leer más »

El valor de la experiencia docente: cuándo y cómo obtenerla

Esta es una entrada de nuestra invitada la Dra. Adriana Maldonado-Chaparro.

Enseñar es una parte esencial del mundo académico. Sin embargo, no es raro encontrar personas que quieren ser parte de la academia pero dejan a la enseñanza en un segundo plano. Para mí, la academia comprende dos actividades principales: investigar y enseñar. En general, los postdoctorados nos preparan para ser investigadores y rara vez, para ser profesores. Personalmente creo que la enseñanza es tan importante como la investigación y por tanto, deberíamos recibir un mejor entrenamiento en docencia y pedagogía. Mas aun cuando para ser exitosos en el ámbito académico es necesario tener experiencia docente. La pregunta es entonces: ¿cómo y cuándo se puede adquirir esta experiencia?Leer más »

El continuum de los sexos

Aprender en qué se diferencian los sexos parece sólo un tema más de la educación escolar básica. A mí me recuerda la imagen del filme “Un detective en el kínder” y a Arnold Schwarzenegger sorprendido por la irreverencia de un niño que se levanta para decir en tono muy serio y sereno: “los niños tienen un pene y las niñas una vagina”. Esa imagen me provocaba risa cuando décadas atrás veía la película (mil veces repetida) en la televisión. Y sí, admito que aún hoy, me la provoca. ¿Por qué nos provoca risa ese pequeño personaje? ¿Y por qué el llamado “bus de la libertad” que tenía la misma leyenda de penes y vaginas no nos provocó risa a detractores ni a partidarios? Quizás porque la primera escena nos lleva a algunos a nuestra crianza, donde el pene y la vagina nunca se llamaron así. Se llamaban pilín, pajarito o…

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Crisis ambiental: la urgencia de la reflexión epistemológica

Hoy tenemos el gusto de compartir la contribución de Gabriela Pérez-Castresana*


La crisis ambiental contemporánea es la mayor amenaza que afecta a la humanidad en toda su historia. El problema es enorme y complejo por lo que es urgente incrementar su comprensión a fin de posibilitar la emergencia de alternativas de aminoración. La problemática ambiental es una evidencia de la necesidad de un cambio en nuestros enfoques, modos de actuar y nivel de conciencia. Es tiempo de reflexión y cambio; de cuestionar con más fuerza la racionalidad de la modernidad, de criticar los modelos o fundamentos que sustentan nuestras investigaciones, reconocer nuestros obstáculos epistemológicos como científicos y lograr una visión del mundo más acorde con su funcionamiento cotidiano. Leer más »

La escalera femenina de la ciencia

Hoy compartimos un post invitado de la Dra. Adriana Lizzette Luna Nieves*.

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Es imborrable el gesto del médico cuando lo revisó por primera vez, era algo así como el de alguien que ve un fantasma. Cuando vio ese rostro desencajado, algo dentro de ella se rompió. Ese doctor, llamó a otra doctora con quien compartió miradas cómplices. La segunda doctora llamó a un tercer doctor y lo más que atinaron a decirle fue que era necesario hacerlo un estudio a su hijo. Ella no preguntó más, para ese momento ya tenía taquicardia, le sudaban las manos y estaba medio mareada. Mientras le hacían el estudio vio otra vez esos gestos en los especialistas. Buenas tardes, soy la doctora tal, parece ser que su hijo tiene cáncer en el ojo en una etapa muy avanzada. Le dieron papeles e instrucciones para que de inmediato fuera al hospital tal, a la unidad de oncología, para su atención inmediata. Agarró los papeles, salió de la salita, dejó a su bebé de un año sentado en una sillita y corrió al pasillo de al lado. No pudo dar un paso más y cayó en llanto en el suelo. Regresó por su niño, tratando de ser ella. Manejó lo más rápido posible mientras decía por favor no, por favor no. Los recibieron en el hospital, donde cuatro doctores lo volvieron a revisar haciendo los mismos gestos que le congelaban el alma. Le dieron más hojitas y más instrucciones. El diagnóstico inicial fue cáncer en el ojo, pero faltaba hacerle biopsias, resonancias y otros estudios. Los resultados tardaron tres semanas. La relatividad del tiempo sí existe. Pensó. No había cáncer, se trataba de una enfermedad clasificada como rara que se presenta en un niño, dentro de un millón. Durante el primer año después de su diagnóstico, sometieron a su hijo a ocho cirugías y a diversos tratamientos médicos que estará obligado a continuar por el resto de su vida para controlar su condición.Leer más »