Es un hecho, la publicación de los resultados de nuestras investigaciones tiene un costo y “alguien” lo tiene que pagar. El costo de la publicación incrementa con el alcance y la calidad del producto, características deseables por el gremio de ecólogos y otros. ¿Quién cubre el costo? Generalmente se identifican dos posibles vías de financiamiento: el lector o el que publica.
La opción que lleva más años en el medio académico es aquella en la que el lector paga. En esta vía, los autores acudimos a los servicios de una casa editorial que generalmente cuenta con la infraestructura y un equipo profesional para la edición, maquila y distribución de este tipo de productos, sin representar un costo por estos servicios para el autor. La principal crítica a este modelo de publicación radica en el hecho de que la casa editorial adquiere los derechos sobre los artículos, los vende a los lectores y, obviamente, no sólo espera recuperar la inversión, sino también generar la mayor ganancia. Este negocio se vuelve cuestionable cuando uno cae en cuenta de que los principales lectores -los científicos- pertenecen al mismo gremio que los que proveen los contenidos; además, esos lectores, prestan su servicio como árbitro/revisor de forma honoraria a la casa editorial. El asunto se vuelve aún más cuestionable cuando se toma en consideración que las investigaciones se financian, en un porcentaje muy alto, con el dinero de los contribuyentes de diversos países del mundo, quienes, a final de cuentas, no tendrán acceso al producto que financiaron. Son ya muchas las discusiones sobre el tema, una de las más sonadas en el pasado reciente fue la que libraron Elsevier y La Universidad de California. El asunto es de preocuparse: pese a ser una de las universidades con mayor capacidad económica del mundo, los alegatos legales con esa editorial llegaron al punto que ésta dejó de prestar sus servicios a la universidad. El asunto no es menor, el paquete que pagan algunas instituciones como la UNAM o el Cinvestav en México por el servicio que prestan editoriales y bases de datos especializadas es del orden de millones de dólares; por lo que permanecer fuera de la discusión es incluso poco ético; especialmente considerando otras necesidades que tienen nuestros países en Latinoamérica.
Las políticas de Elsevier no se limitan a cobrar por sus servicios, sino que también han emprendido una cacería sobre todo aquel que acceda de forma, digamos, “no convencional”, a sus productos o los ponga disponibles a otros sin retribuir a la editorial, eso incluye a los propios autores de las publicaciones. Personalmente he recibido advertencias directamente de esa editorial por colocar mis propios trabajos en plataformas como ResearchGate y Academia.edu. El acoso de Elsevier y otras editoriales han tenido tal impacto que estas plataformas se han visto obligadas a replantear sus objetivos y rediseñar su forma de operación, sobra decir, que esto involucró hacer cargos a los usuarios por el servicio premium o simplemente transferir la responsabilidad legal al autor, lo que redundó en un franco debilitamiento de esas empresas. La batalla se libra desde varios frentes, un fuerte aliado de los lectores es Alexandra Elbakyan y el proyecto Science Hub, quien pone a disposición de los usuarios miles de publicaciones de forma inmediata. Obviamente, Elsevier y otras editoriales han contra atacado y de hecho, han ganado más de una demanda millonaria pero, la verdad es que no entiendo bien porque no existe una persecución sobre Alexandra. La razón al parecer tiene que ver con el hecho que su país de residencia (Rusia) se ha declarado incompetente para ejercer acción legal por mandato de una corte de Estados Unidos. Otro aspecto importante es el efecto mediático y social que podría tener llevar a la cárcel a la “Robin Hood de la ciencia” que, dicho sea de paso, ha sido reconocida por la revista Nature como una figura influyente en la ciencia contemporánea.

La otra vía posible para financiar la publicación de la ciencia es el pago por los propios autores; lo que se conoce y llamaré de aquí en adelante: Open Access. Pagar por la publicación de tu trabajo te garantiza que estará disponible a todos los posibles lectores de forma perpetua. Este modelo de financiamiento trae consigo atractivas ventajas adicionales asociadas: ya no existen razones para aceptar un número limitado de manuscritos ni esperar meses o años a que tu trabajo sea asignado a un número. El modelo abría la posibilidad también de que sociedades académicas participaran en todo el proceso de publicación de principio a fin. El efecto inicial fue realmente relevante. En muy poco tiempo, revistas de la familia PLoS (por ejemplo PLoS Biology tiene un factor de impacto [IF, por sus siglas en inglés] superior a 8) superaron en varios órdenes de magnitud el factor de impacto de revistas de larga trayectoria y amplio reconocimiento en el mundo académico como Evolution (IF = 3.5). Otro ejemplo, con sólo 8 años de vida, Scientific Reports tiene un factor de impacto superior a 4, el doble que la revista biológica con mayor antigüedad en el mundo: El Biological Journal of the Linnean Society (iniciado en 1792 con el nombre de Transaction of the Linnean Society). Por si fuera poco, las revistas Open Access cambiaron el paradigma en lo que refiere a criterios editoriales para la aceptación de trabajos: “la novedad es ahora algo subjetivo y, por lo tanto, el avance de la contribución es un aspecto que el lector debe valorar”. Revistas como PLoS ONE pide a los revisores que nos enfoquemos en el diseño y olvidemos la relevancia de la investigación, eso sí, las revisiones deben realizarse en un plazo de 10 días, como si el tema y el avance de un campo fuera menos importante que el tiempo de publicación. El factor “tiempo de revisión” tiene una clara orientación mercadotécnica, los académicos inmersos en la dinámica de “publish or perish” necesitan publicar tan rápido como posible. En mi perspectiva dejar de lado el avance en el campo especifico tiene un costo muy alto, signo de esto es el hecho de que los foros Open Access están siendo invadidos por investigaciones poco relevantes, eso sí, con muy buenos diseños y tamaños de muestra. Solo citaré un ejemplo de varios, el trabajo aquel donde se invocaba la capacidad del “creador” para explicar la anatomía de la mano.
Las críticas al modelo Open Access no se han hecho esperar, quizá la principal crítica versa sobre el hecho de que los beneficios económicos del modelo Open Access aumentan con el número de manuscritos publicados, por lo que los intereses económicos se podrían sobreponer a los académicos para maximizar las ganancias. Algunos de los críticos fueron más allá y sometieron manuscritos con datos ficticios y a propósito mal escritos a revistas tradicionales y Open Access, quedando al descubierto que, las Open Access, tienen un estándar más bajo en cuanto a la calidad de manuscritos que aceptan. Siendo el Open Access una empresa que no requiere de una gran infraestructura y carece de órganos de control, se abrió una puerta para lo que hoy constituye una de las mayores amenazas para la ciencia: las editoriales y revistas depredadoras. Con el mismo slogan: “tu manuscrito rápidamente publicado y accesible a todo el mundo” una larga y creciente lista de revistas ofrecen el mismo servicio que las revistas Open Access con cuerpos editoriales menos robustos, pero, a un precio más bajo.
En fin (ya casi termino, lo prometo), en muy poco tiempo, las revistas Open Access no solo se volvieron una alternativa, sino se convirtieron en “la alternativa”. Las mismas revistas tradicionales han puesto a disposición de los autores “la hermanita menor” (una revista del mismo grupo y corte editorial pero con estándares de publicación más bajos) a la que canalizan de forma casi automática manuscritos que no tienen “las virtudes” para ser publicados en la “hermana mayor”, obviamente, “la hermana menor” es Open Access. Paradójicamente, la hermana menor ha “superado” en algunos casos a la “hermana mayor”. Por ejemplo, Wiley LTD and Sons ofrece transferir manuscritos de sus revistas en el área de Ecología a Ecology and Evolution, esta revista tiene un factor de impacto actual de 2.34, el cual es superior a otras tradicionales de la misma casa editorial con trayectoria más larga como Ecological Research, la cual tiene un factor de impacto de solo 1.5. Aunque la opción Open Access también existe dentro de las revistas tradicionales, esta vía ha sido poco socorrida por los autores. Esto indica que el atractivo mayor del Open Access no es el acceso gratuito para el lector, sino otras ventajas contenidas en el paquete como mayor tasa de aceptación y rapidez en la publicación. Las revistas tradicionales han sentido tal presión que, algunas revistas de amplio reconocimiento en el ámbito de la Ecología han migrado al formato Open Access con todo lo que conlleva, el ejemplo más reciente y que más me ha impactado es Ecography, la cual, a partir de enero 2020, engrosa las ya largas filas de las revistas Open Access.
Entonces, ¿se convertirá el Open Access en el modelo dominante? ¿Será benéfico para nuestra disciplina? Mi respuesta a la primera pregunta es sí, sin ninguna duda. En el presente, restringirse a publicar en las revistas tradicionales te pone en clara desventaja. En comparación con una revista Open Access, las revistas tradicionales son más lentas en la toma de decisión, tienen tasas de aceptación más bajas, llegan a menos lectores y tienen menor factor de impacto. Las editoriales de las revistas tradicionales han advertido este fenómeno y también se han subido al mismo tren. Muchas revistas seguirán el camino de Ecography, solo es cuestión de tiempo. Responderé la segunda pregunta con el clásico: “depende”, y dependerá básicamente de la capacidad económica de los países y/o las instituciones. Me atrevo a decir que para el contexto latinoamericano el impacto puede ser negativo. En este momento tenemos una mezcla de revistas tradicionales y Open Access; a corto plazo, las instituciones no se podrán liberar de las suscripciones a revistas tradicionales y el costo de publicar los artículos de sus investigadores se sumará a los costos del acceso a dichas revistas. Otros servicios como el acceso a bases de datos como el ISI Web of Knowledge seguirá siendo un servicio necesario que también hay que pagar. Por otro lado, el costo de publicación es muy alto para el bolsillo del ecólogo latinoamericano promedio. En una búsqueda rápida, encontré los precios para publicar en revistas de campos como la ecología de ecosistemas y suelos que se pueden ver en la siguiente tabla.
Por ejemplo, publicar en la revista Biology and Fertility of Soils cuesta el equivalente a $70,550.00 pesos mexicanos! Si consideramos que en un proyecto individual de fronteras de la ciencia en este país el máximo financiamiento que se puede esperar es de $600,000.00 pesos mexicanos; la sola publicación de un artículo consumiría el 12% del monto, la publicación de tres artículos representaría un gasto de una cuarta parte del presupuesto total del proyecto. Un proyecto de la convocatoria fronteras de la ciencia del CONACyT es de los mejores escenarios para el investigador mexicano, muchos colegas ecólogos trabajamos con presupuestos mucho más reducidos. Por ejemplo, un proyecto individual del fondo para el mejoramiento para el profesorado (PRODEP) ronda los $100,000.00 pesos mexicanos, lo que representa sólo un poco más del costo de publicar el artículo en la revista mencionada. Otros factores que agravan la situación del ecólogo latinoamericano es que la moneda en la que expresan los costos de publicación son generalmente en dólares americanos o euros. Dada la crónica devaluación de las monedas latinoamericanas, es posible predecir que los costos de publicación tendrán un incremento desproporcionadamente mayor para los ecólogos latinoamericanos. Aunque algunas revistas manejan costos especiales para autores de países con economías desfavorecidas, por cuestiones macroeconómicas que no se correlacionan con los fondos para la ciencia, los principales productores de artículos científicos en Latinoamérica han salido de ese grupo y por ende, no calificamos a descuento alguno. Otro asunto es que los ecólogos latinoamericanos no somos “native speakers” y las instrucciones para los autores piden explícitamente la revisión de un nativo, este costo se suma a los ya altos costos de publicación.
El Open Access tampoco nos librará de las editoriales con prácticas monopólicas, la modalidad Open Access con todos sus “beneficios” los han adoptado las mismas editoriales, entre ellas Elsevier. El esfuerzo de mantener una publicación es grande y respaldarse en una editorial se vuelve necesario, con esto, se transfiere el pago de los autores a las mismas editoriales de siempre. Un ejemplo es la revista Tropical Conservation Science que durante algunos años se mantuvo como un esfuerzo independiente, pero actualmente se unió a las filas de Sage. No veo una solución sencilla y sin exagerar, preveo una reducción en la visibilidad de la ecología latinoamericana a corto plazo. El Open Access es tan insostenible como el esquema tradicional y ya es dominado por los mismos monopolios editoriales. Lejos de encontrar beneficios, y respondiendo a la pregunta en el título de esta entrada, veo que el Open Access puede representar el inicio de nuevos desafíos en nuestro contexto regional particular.
Imágenes tomadas de The New Yorker Cartoons, https://blogs.lt.vt.edu/, https://www.acsm.org/, https://universoabierto.org/,
[…] Es momento de pasar a la parte que más angustia: el rechazo. ¿Qué haces cuando te rechazan un manuscrito? Aquí deseo distinguir entre un rechazo de escritorio y un rechazo inspirado en una revisión por pares. Definitivamente el más frustrante es el de escritorio, ya que el “feedback” que se obtiene es limitado. Esto sucede más frecuentemente en revistas que tienen una alta demanda y que guardan el formato tradicional de publicación como una cantidad determinada de artículos por número y una periodicidad fija. Si esto sucede sugiero no preocuparse mucho, estas decisiones tienen un grado alto de subjetividad, el estudio puede tener gran calidad, pero el editor pudo haber pensado que no sería tan atractivo para su audiencia. Algunos editores pueden sugerir transferirlo a su revista hermana, la cual generalmente es un foro de menor prestigio y sin limitaciones grandes de espacio (i.e. electrónica de publicación continua). Esta opción puede ser atractiva: además de que se retoman los comentarios de los revisores, típicamente no requiere reformatear el trabajo y se tiene la “bendición” del editor de la revista mayor, por lo que es difícil que te enfrentes de nuevo a un rechazo de escritorio. El aspecto negativo es que, generalmente, las “hermanas menores” tienen un costo de publicación…. […]
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