La columna vertebral de la publicación científica es, sin lugar a duda, el sistema de revisión por pares (conocido en inglés como peer review). En este proceso, los miembros de la comunidad científica tienen la oportunidad de contribuir al trabajo de sus pares, aun estando fuera del grupo de coautores. El proceso de revisión por pares también le da cierta autonomía a la difusión de resultados ya que la misma comunidad que genera el conocimiento, es la que lo evalúa y determina qué investigaciones ameritan ser publicadas. El sistema de revisión por pares no sólo se restringe a las publicaciones arbitradas, también es de vital importancia en la asignación de fondos y en el otorgamiento de puestos laborales. Quizá, la revisión por pares es la principal fortaleza de la comunidad científica y mantener su integridad debería ser una prioridad de nuestro gremio.
El crecimiento de la comunidad científica, los avances tecnológicos y los sistemas de evaluación académica con orientación cuantitativa han propiciado un dramático incremento en el número de manuscritos per cápita que son sometidos a las revistas científicas en años recientes. Cada manuscrito requiere ser arbitrado por al menos dos revisores y un editor. Un mayor número de manuscritos para revisar no incrementa linealmente con el número de manuscritos sometidos, éstos últimos incrementan a una tasa más alta. Los altos índices de rechazo de las revistas de alto impacto generan que el mismo manuscrito sea revisado más de una vez por diferentes revisores, lo que incrementa aún más el número de revisores necesarios por cada manuscrito. Una pregunta crucial en este contexto es ¿cuántos manuscritos nos tocaría revisar a cada miembro de la comunidad científica para mantener el sistema de revisión por pares en buen funcionamiento? Supongamos un mundo académico sumamente simplificado donde todos los manuscritos son escritos por un sólo autor y siempre son aceptados durante la primera revisión, en este caso, mantener el sistema de revisión por pares funcional requeriría la revisión del doble de manuscritos sometidos. En este mundo idealizado, los investigadores que tiene una producción modesta de 1-3 artículos al año tendrían que revisar de 2-6 manuscritos al año para regresar a la comunidad científica los beneficios prestados en términos de la revisión por pares. Sin embargo, la realidad es claramente más compleja y definir el número de manuscritos que deberíamos revisar para mantener el sistema de revisión por pares, no es sencillo. Mientras que algún matemático se interesa en el tema, algunos ecólogos se han aventurado en sugerir que el número de trabajos que tendríamos que revisar para mantener estable el sistema de revisión por pares en Ecología es de tres manuscritos por cada manuscrito sometido. Regresando a la tasa modesta de 1-3 artículos al año, el número de revisiones siguiendo esta pauta se actualizaría a 3-9 manuscritos al año. Claramente la carga de revisión no debe ser homogénea, ya que el investigador que somete más manuscritos explota más el servicio de sus pares como revisores y tendría que revisar un mayor número. Entonces, un investigador muy prolífico que publica más de 10 artículos al año tendría la ardua labor de revisar más de 30 manuscritos al año para retribuir el servicio del sistema de revisión por pares.
El escenario se complica (y mucho…) cuando consideramos que los sistemas de evaluación reconocen la publicación, pero poco o nada la revisión de manuscritos. Adicionalmente, la actividad de revisión por pares se da de forma anónima y, bajo el compromiso de confidencialidad, la comprobación de dicha actividad es casi imposible. La poca recompensa en términos económicos y de reconocimiento han afectado la eficiencia y la calidad de la revisión por pares, fenómeno al que me referiré como “la crisis de revisores”. Esta crisis de revisores no se da únicamente por la falta del debido reconocimiento de esta labor por las instituciones y todo el aparato que acompaña la publicación científica, también se alimenta de un comportamiento egoísta de los investigadores y la falta de empatía dentro del gremio. Aunque algunos colegas son sumamente productivos y han contribuido al crecimiento en sus campos específicos, la ausencia de la debida retribución al sistema de revisión por pares, del cual se benefician, los convierte en defraudadores de este sistema por lo que en esta entrada me referiré a ellos como gorrones. En contraste, los colegas que están del lado opuesto (revisan más del triple de manuscritos que someten) los llamaré, altruistas.
El impacto de los gorrones en diversos procesos ha recibido atención académica en diferentes sistemas sociales y ecológicos. Sin embargo, para mi conocimiento, no se ha modelado el efecto de los gorrones sobre la revisión por pares. Un ejemplo de mi campo de estudio es el de las plantas polinizadas por engaño. En las comunidades de plantas que co-florecen y comparten el polinizador, se puede considerar al polinizador como un recurso común, y para conservarlo es necesario contribuir con su mantenimiento a través de recompensas, mismas que tienen un costo para la planta que las produce. Si una planta usa el servicio del polinizador pero no contribuye a su dieta, tendrá claras ventajas energéticas con respecto al resto. Sin embargo, si estas gorronas tienen tal éxito en la comunidad que se vuelven especies dominantes, el polinizador puede aprender a identificarlas y preferir forrajear en otra comunidad donde las gorronas son menos frecuentes con la consiguiente pérdida del beneficio común. En este sistema y en todos aquellos donde existen gorrones, existe cierto umbral de tolerancia; si la frecuencia de gorrones se incrementa más allá del umbral, el sistema colapsará. ¿Existe alguna manera de saber qué tan cerca estamos de sobrepasar el umbral en el sistema de revisión por pares en Ecología? Como ya mencioné antes, existen modelos que nos permitirían responder esta pregunta; no obstante, es difícil saberlo sin un conjunto de datos adecuado. El hecho de que la revisión por pares sea una actividad confidencial provoca que el conjunto de datos que nos ayudaría a responder esta pregunta no esté disponible y disgregado en múltiples fuentes. Desafortunadamente, existen síntomas claros de que no estamos lejos de sobrepasar ese umbral. Pese a que hoy en día prácticamente todas las revistas de alto impacto realizan el manejo de los manuscritos con el apoyo del Internet, el tiempo de decisión no sólo no ha disminuido en los últimos años, sino que ha aumentado. En mis tres experiencias más recientes, el tiempo de decisión ha sobrepasado los 9 meses, invariablemente, la justificación de los editores es la falta de revisores. En las normas para los autores de la revista Human Ecology se menciona que no es inusual contactar hasta 20 revisores potenciales antes de encontrar el número mínimo de revisores necesarios (2). Cualitativamente, las revisiones también han cambiado, éstas son cada vez más escuetas y dan menos orientaciones al editor. En la base de datos del sistema Publons (del cual hablaré más adelante) se tiene registrado que el número de palabras de una revisión por pares es de 400, algo así como la longitud del resumen de un artículo. Tampoco es inusual que los revisores declinen realizar una segunda revisión de un manuscrito revisado por los autores, lo que redunda en mayores rezagos en el proceso de publicación. El rechazo editorial (desk rejection) es una práctica cada vez más común, el argumento principal es evitar la sobrecarga del sistema de revisión por pares con trabajos que aparentemente no llenan el estándar de la revista. Sin embargo, Fox y Petchey¹ han planteado que la selección de manuscritos por medio del rechazo editorial no es diferente al azar.
El sistema Publons anteriormente mencionado es una herramienta que ayuda al investigador a obtener el aval de sus revisiones por un tercero sin violar el acuerdo de confidencialidad. Sin embargo, el Sistema Nacional de Investigadores de México, sigue sin reconocerlo en sus evaluaciones. Aun así, Publons es una fuente de datos interesantes que nos pueden servir para tomar decisiones en diferentes sectores de la academia, así como evaluar el efecto de los gorrones en el sistema de revisión por pares. Existen datos que claramente sugieren que estamos en la fase aguda de la crisis de revisión; sorprendentemente, la mediana global de revisión de manuscritos por investigador es de 1, este número no sólo sugiere la existencia de una proporción importante de gorrones sino también la existencia de un número importante de altruistas que mantienen funcionando el sistema de revisión por pares. La academia ha estado buscando formas de incentivar a los revisores altruistas como forma de contrarrestar el efecto de los gorrones: acceso gratuito temporal a los contenidos de la revista, diplomas, aparecer en la contraportada del último volumen del año, remuneración económica y otras. En el caso de Publons, éste ofrece un reconocimiento a los revisores más activos. En el área de Ambiente/Ecología el primer lugar lo tiene Mawuli Dzakpasu con 165 revisiones en los últimos 12 meses, casi 14 revisiones al mes. Aunque el número absoluto de revisiones ya es impresionante, lo que más me interesa destacar es que Dr. Dzakpasu revisó 16 veces más manuscritos de los que publicó en el 2018 (10 artículos registrados en Google scholar en 2018), lo que lo convierte en uno de los revisores más altruistas en el área. En Publons aparecen 57 perfiles de ecólogos mexicanos, la investigadora top del ranking (sí, es una dama) cuenta con 15 revisiones en el 2018. Relativo a sus publicaciones el mismo año (8), esta colega tiende a ser altruista con una razón de casi 2 manuscritos revisados por cada artículo publicado; sin embargo, este número está por debajo de lo sugerido para mantener estable el sistema de revisión por pares. Extrayendo una muestra al azar de 20 de los 56 perfiles, el promedio de revisión de manuscritos de los ecólogos mexicanos es de un poco más de uno (1.08) al año. De esta muestra, recabé el número de publicaciones durante el mismo año en Google scholar por cada autor, con estos datos calculé la razón revisión/publicación por autor, lo que resultó en 1.8. Es decir, los ecólogos mexicanos tienden a revisar 1.8 manuscritos por cada uno que publican. El aspecto positivo es que los ecólogos mexicanos tendemos a revisar más de lo que publicamos (no necesariamente los que sometemos), pero aun así, este índice es probablemente insuficiente para mantener estable el sistema de revisión por pares.
Imagen tomada de la página de Publons
Existen deficiencias claras en mi análisis, el sistema Publons es alimentado por los mismos revisores y Publons únicamente los valida, los trabajos pueden sólo representar un subconjunto de las revisiones realizadas. Por otro lado, la muestra disponible en Publons muy probablemente no es representativa. Sin embargo, no existen datos de mayor calidad disponibles libremente para hacer un mejor análisis. Incluso así, los datos que tenemos a la mano son suficientes para calcular el número de manuscritos que cada uno revisamos y dividirlo entre los que sometemos, si este valor es menor de 2.5, probablemente somos gorrones del sistema de revisión por pares.
Miguel Munguía-Rosas
¹Fox J., Petchey OL. 2010. Pubcreds: Fixing the peer review process by “Privatizing” the reviewer commons. Bulletin of the Ecological society of America 91: 325-33
[…] en la práctica y educación en Ecología, la enseñanza activa, el papel de la taxonomía, la crisis de revisores en el sistema de revisión por pares. También tuvimos dos entradas muy interesantes sobre la interfaz entre sistemas sociales y […]
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